El hambre. La compasión difícil
Chantal Maillard
Ved con qué extraño placer se entregan las madres al hambre del hijo. Con qué… amor –¿amor? ¿Sabéis lo que encubre esa palabra, lo que se disimula en esas cuatro letras? Sin duda no. Si lo supieseis no volveríais a pronunciarla. “¡Somos hijos de los dioses, los dioses nos aman!”, exclamáis. ¿Habéis pensado alguna vez en el oscuro mecanismo del que formamos parte?
más»